Un guerrero indio se encontró un huevo de águila, el
cual recogió del suelo y colocó más tarde en el nido
de una gallina. El resultado fue que el aguilucho se
crió junto a los polluelos.
Así, creyéndose ella misma gallina, el águila se pasó
la vida actuando como éstas. Rascaba la tierra en
busca de semillas e insectos con los cuales
alimentarse. Cacareaba y cloqueaba. Al volar, batía
levemente las alas y agitaba escasamente su plumaje,
de modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo.
No le parecía anormal; así era como volaban las demás
gallinas.
Un día vio que un ave majestuosa planeaba por el cielo
despejado.
Volaba sin casi batir sus resplandecientes alas
dejándose llevar gallardamente por las corrientes de
aire.
-¡Qué hermosa ave! -le dijo a la gallina que se
hallaba a su lado. ¿Cuál es su nombre?
-Aguila, la reina de las aves - le contesto ésta. Pero
no te hagas ilusiones: nunca serás como ella.
El águila vieja dejó, en efecto, de prestarle
atención.
Murió creyendo que era gallina.
Cuando alguien te diga que no puedes, que es
imposible, repítete a ti mismo que Todo lo puedes en
Cristo que te fortalece.
Anabella Macario
viernes, diciembre 02, 2005
¿Aguila o Gallina?
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