viernes, diciembre 02, 2005

"Así también vosotros..."

"Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que
está cerca, a las puertas." (Mateo 24:33)

Hay cristianos que se sienten satisfechos con las bendiciones de
la vida que creen haber recibido del Señor. Aprecian el conocimiento
de Dios y de su verdad. Encuentran placentera la comunión con
hermanos en su iglesia. Se sienten agradecidos por su conocimiento
del evangelio, por la esperanza que tienen en este oscuro mundo,
y por el significado que esa fe ha traído a sus vidas.

Y esperan la segunda venida de Jesús, contentándose con dejar el
tiempo de su venida a las inescrutables providencias del Señor. No
procuran estudiar la palabra "cercana" en referencia a la segunda
venida de Cristo. No les preocupa que "cercana" signifique algún
momento en la historia de sus vidas, o bien otro en el de alguna
generación futura. Es la forma subterránea de llegar al cielo, y parece
menos accidentada que los eventos finales previstos en el desenlace
de nuestra historia aquí. Dándole gracias a Dios, se sienten ricos y
enriquecidos. Están satisfechos.

Hay otros cristianos a los que preocupa profundamente el significado
de la palabra "cercana". Sienten en su corazón la congoja por el dolor
y el sufrimiento que inundan nuestro mundo. Se sienten concernidos
por la última oración que registra la Biblia, por sus últimas palabras:
"¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!" No pueden sentirse verdaderamente
felices antes de que el Señor regrese en su segunda venida. Son
conscientes de que Cristo se aflige hoy por el dolor y agonía de tantos
seres humanos, y simpatizan con él en ese sentimiento.

El amor de Cristo los constriñe de una forma especial, motivándoles a dedicar sus
vidas de alguna manera al ministerio, bajo la dirección del Espíritu Santo.
Si la industria del cine y los entretenimientos dependiesen de potenciales
clientes como ellos, irían a la ruina más rápida y segura. Su tiempo,
su dinero y su influencia tienen un fin mucho más noble que la satisfacción
egoísta de sus caprichos. Siguen al Cordero (Cristo crucificado) por
dondequiera que va.

¿Dónde estás tú?

Que Dios te bendiga.

Flavio Macario

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