martes, diciembre 20, 2005

"Yo os doy nuevas de gran gozo..."

"Yo os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo" (Luc. 2:10).

El mayor de los acontecimientos que ha conocido el planeta tierra ha sido el nacimiento de Jesús en Belén. Pero hay que notar que no se le dio cobertura en los medios de comunicación del momento. Fue sólo a un grupo de pastores de ovejas.
El mensaje más importante para el mundo fue proclamado por unos pocos apóstoles que no ocupaban ningún cargo de pública relevancia. El libro de Apocalipsis nos habla de "otro ángel que tenía el evangelio eterno (buenas nuevas de gran gozo una vez más) para predicarlo a los habitantes de la tierra" (14:6 y 7). Ese movimiento tiene que producirse en los últimos días, y ya ha comenzado. Pero ten cuidado: no esperes que los medios de comunicación proclamen esas buenas nuevas. Tampoco esperes que un ángel del cielo te de voces al oído. El mensaje viene tal como hizo con los humildes pastores de las colinas de Belén: más bien como un "silbo apacible" (1 Rey. 19:12).
A menos que estemos velando, ese nuevo ángel que Juan vio volar "en medio del cielo" puede efectuar su obra, irse, y nosotros permanecer en perfecta ignorancia, como si nada hubiera sucedido. Después de Pentecostés la obra de Dios progresó sin mucho ruido. Así sucede también hoy: se abre camino por veredas humildes. Pero continua progresando, dia con dia. Jesús dijo: "Yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo" (Juan 12:32).
Decía eso dando a entender de qué muerte iba a morir, y eso significa que el cielo tiene sus propios medios de comunicación, cuenta con cierto tipo de organización para difundir la palabra. El Cielo ha dispuesto que el Hijo de Dios no muriera en vano, en secreto; el Espíritu Santo ha de motivar a instrumentos humildes a que proclamen el mensaje de "Cristo, y Cristo crucificado" por doquiera.

Los que consideramos grandes en la tierra han de resultar una vez más sorprendidos por los humildes modos y medios que Dios va a emplear, en los que los hombres y mujeres arrogantes y satisfechos de sí no van a tener ninguna parte.
Sólo serán obreros en esa labor aquellos que se hayan arrodillado ante la cruz de Jesús en la que el orgulloso "yo" resulta crucificado juntamente con Cristo. Estas dispuesto a ser uno de esos obreros?


Que Dios te bendiga.

Flavio Macario

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